Hace no mucho, en el marco de la negociación de la venta de una empresa industrial con sede en el País Vasco, me reuní con el presidente de una multinacional alemana con centros productivos en los 5 continentes. Al explicarle el periodo de cobro medio de la empresa en venta –razonablemente bajo al ser de 62 días- mi interlocutor no salía de su asombro. Con cierta ironía me decía que pensaba que se trataba de comprar una empresa industrial y no una financiera. Posteriormente explicaba que cuando sus clientes le pedían financiación, el se acercaba con ellos a la ventana de su despacho desde donde se podía ver la sede de un gran banco alemán.
Está claro que para esto hay que tener un producto que te permita marcar las reglas del juego. El problema es que en nuestro entorno aun teniéndolo, no lo hacemos. Reconozcámoslo, somos adictos al crédito, hemos vivido en un megaexceso de liquidez y ahora estamos pagando las consecuencias.
Lo que yo me pregunto viendo que gran parte de los problemas de las PYMEs españolas –que son las que generan empleo y, por lo tanto, riqueza- es la financiación del circulante porqué no se hace algo desde la política fiscal.
Está claro que sanear el sistema financiero puede servir, que los acuerdos con Alemania para financiar PYMEs españolas son bienvenidos, que la ley que reduce el periodo máximo de pago es otra buena noticia, pero debemos ir a la mesa del director financiero de nuestras PYMEs y estimularle, porque aquí necesitamos un cambio cultural. Creo que la política fiscal puede ser una buena herramienta en el caso de muchas empresas: premiemos fiscalmente en el IS a las empresas que cumplan rápido con sus pagos, ya sea vía reducción de tipo, deducciones, posibilidad de aplicarse ciertas deducciones, etc. Así, en la ecuación para determinar cuándo pago, no sólo influirá el “cuanto más tarde mejor”, sino que las ventajas fiscales del pronto pago harán más atractivo cumplir pronto. Así, tal vez y de paso como quien no quiere la cosa, el eterno problema del IVA a ingresar y no cobrado lo iremos haciendo también menor.
Guillermo Ibeas Alonso
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